¿Qué es la corrupción? Me parece una muy buena pregunta. Yo diría que la corrupción es un problema de deformación humana. Pero ¿por qué? Porque el hombre por su naturaleza es un ser trascendental, es decir, ir más allá de lo que comúnmente puede llegar cualquier ser viviente.
Por eso, si analizamos los primeros ciclos de la vida, el hombre en su primera etapa, dentro del vientre de la madre, es vegetal, su existencia es absolutamente dependiente, mientras va germinando en su desarrollo natural. Luego, en su segunda etapa, cuando está fuera del vientre, es animal, actúa por una necesidad de supervivencia, por instinto. Finalmente, a determinada edad, empieza a desarrollar su capacidad de razonar, y es aquí cuando empieza a tomar sus propias decisiones para satisfacer sus necesidades básicas, como también, es aquí cuando empieza a descubrir sus propios gustos e inclinaciones, las que se ven influenciadas por la formación recibida en su círculo familiar y social, y de eso dependerá su formación en la responsabilidad de sus deberes y derechos.
Entonces, con este conocimiento previo del hombre podemos pasar a analizar nuestra sociedad en general; y en ella podemos contemplar que nuestra sociedad está deformada. Por ejemplo, ayer en un recital me hicieron una pregunta: “¿Cómo es que yo veo la cultura en la sociedad peruana?” A lo que respondí diciendo que la cultura en el país se parece al río Rímac, su homónimo en Pucallpa es la Restinga, porque es un asco, ya que a pesar de que la contemplamos y la usamos para decir o hacer algo no los cuidamos; por contrario, terminamos haciendo obras que fracasan como el hablar de ella, tanto que todo parece un hecho o dicho metafórico, es decir, solo flota en ideas vacías de acción. Pero, como la sociedad está deformada no la valoramos como la fuente de vida que es, debido a que la sociedad socialmente, por lo corrompida que está, piensa más en el poder de tener todo lo que se quiere más que en las necesidades básicas y comunitarias. Y el agua es una necesidad indispensable para la humanidad y el planeta, pero, aun así seguimos pensando en el poder de hacer lo que se nos dé la gana; y por ello es que la gente se fija indiscriminadamente solo en la corrupción política y no en la corrupción de su propia vida, porque si bien es cierto que los tres poderes del estado están llenos de corruptos, desde los que ejecutan el aprovechamiento personal del dinero del pueblo hasta los que callan como cómplices a través del desinterés o de la impotencia de no poder denunciar dichos actos, debido a que no existe un respaldo de parte del pueblo para hacer frente a este problema, gracias a su desinterés por la corrupta política, porque tampoco el pueblo es santo, evade impuestos, explota a otros hombres, comete irregularidades, no respeta las normas de convivencia, ni cuida la naturaleza, invade y trafica con terrenos, se aprovecha del bien ajeno, entre tantas otras cosas más, como el que son malos o pésimos profesionales, profesores que adiestran bajo su pensamiento a los alumnos, alumnos que sólo van a sacar un título; y si seguimos la lista de la corrupción social no podríamos terminar nunca, tanto que la mayoría de las pocas personas incorruptibles tienen una vida ermitaña y robótica ante la sociedad, es decir, se aíslan de la solidaridad, caridad y comunidad, porque simplemente se limitan a cumplir su capacidad o función humana, puesto que no quieren mezclarse ni ser cómplices de la corrupción del hombre, debido a que el sistema de vida actual nos lleva a la ambición del poder, ese poder para satisfacer las necesidades básicas tan igual como los caprichos personales y sociales, debido a que en el país de por sí tenemos carencias en la satisfacción de las necesidades básicas (alimentación, salud, educación, trabajo y seguridad), motivo por el cual estamos en un constante peligro, y por eso vivimos desde el instinto de supervivencia, a la defensiva, atacando y defendiéndonos para lograr nuestras metas, para satisfacer nuestras necesidades básicas y caprichos personales y sociales, algo que a la mayoría les hace pasar de una vida de un “yo y mi comunidad” a un “yo y mi yo: mis necesidades y caprichos”, porque se van perdiendo los valores y virtudes personales y sociales, razón por lo cual ahora vemos que los valores y el respeto humano van en decadencia, porque se va perdiendo la identidad social, comunitaria, esa identificación humana que nos permite identificarnos con el otro y al otro con uno. Y definitivamente esta es una de las razones principales por la cual se va perdiendo el ser trascendental del hombre, ese ir más allá de nosotros mismos, porque si no, caemos en lo que vemos en aumento, la decadencia humana, porque el hombre cada día se vuelve más egoísta, miserable y corrupto; y todo eso se debe gracias a un problema de deformación humana muy grande, porque en la actualidad ya no nos forman como personas sino como máquinas o herramientas de trabajo, para cumplir una función de utilidad en el sistema de sobrevivencia y supervivencia, llegando de este modo a la expansión de la corrupción a niveles inesperados, desde los sistemas políticos hasta el pueblo que corre y camina a la salvedad de su propia vida, esa vida donde encontramos a grandes ignorantes, mediocres e intelectuales logrando alimentarse de su fuente de poder principal: la injusticia social, esa que se imparte en los tres poderes del estado, porque finalmente los gobiernos han resultado ser enemigos del pueblo.
Por ende, es muy necesario e indispensable que retomemos nuestra formación humana en valores, pero no por formación religiosa o política sino por búsqueda y conocimiento del ser, ese ser que es trascendental, porque por eso Aristóteles decía que el ser humano “es un ser social por naturaleza”, puesto que vamos más allá de nosotros, pero sin salir de nosotros, y por ello Sócrates se defendió diciendo que no podía traicionar al “Dios que habita en mí”, porque ese Dios es la conciencia, el ser universal, ese mismo ser que hoy se ve corrompido o deformado por tanta corrupción humana, esa misma que perdería sus fuerzas si es que no tiene más cómplices para hacer de las suyas, y para eso necesitamos tener valores, honor y respeto por los demás, velando por los derechos y deberes de todos, e igualdad y equidad, acorde al ser individual.
Macv Chávez
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