Un día, un muy buen amigo (Antonio López Vega) me dijo que “los libros son como los hijos” y, por tanto, “el primero es el más complicado de todos”, por ende, hay que tener mucho cuidado con ellos, porque hay que brindarles ciertos cuidados y un gran amor para que sean productivos para la sociedad. Así fue cómo en aquella conversación cambié la visión de muchas cosas con respecto a un libro, y por aquel entonces andaba en la preparación de “Mi Primer Hijo No Engendrado”, mi primer libro.

Desde ahí empecé a pensar en mi proyecto “Editorial”, con la firme intención de brindar los cuidados necesarios a mis libros, logrando afianzar mi pasión por escribir. Al poco tiempo recordé dos artículos de Gregorio Marañón, ambos que Antonio recopilaba en un libro, esos que me llevarían a decir que así como Marañón era un “Don Juan De Amiel”, yo también podría ser otro, porque buscaba “equilibrar el placer con la razón” para poder dar lo mejor de sí como persona; cosa que me llevó a pensar que el eslogan perfecto para la editorial sería: “El Placer De La Razón Impresa”, porque es indispensable equilibrar el instinto con la razón, la pasión con el amor, porque cuando el ser humano empieza a ser dueño de sí puede tener conciencia de sí mismo como también de la sociedad en general; y, por ende, sabe lo importante que son sus acciones para el bien social, orientando cada una de sus acción a favor de la dignidad humana, es decir, por un bien superior, ese bien que lo podríamos llamar bien común, porque nos permite proyectar nuestras ideas razonablemente y sin desprenderlas de la nobleza del corazón, y creo que por eso Marañón decía que “la lección fundamental en la vida es la prevalencia de la bondad sobre la inteligencia”, algo que se intenta practicar en la editorial como parte de su razón de ser; y, por esto, podemos observar que en el logo se encuentra un libro que es sostenido por la mano izquierda, esa que representa al corazón, mientras que la mano derecha es la que escribe, representando a la razón, pero, si observamos más a detalle vamos a poder descubrir que la pluma es un foco que representa a las ideas, pero no cualquier ideas, sino unas que están cargadas de amor, un amor que se recarga al escribir desde y para el alma, por esa razón la punta de la pluma es un bisturí, con la firme intención de inmortalizar las ideas en el libro, por tal razón vamos a contemplar que el libro tiene tres líneas, esas que representarían a la trinidad de la vida: pasado, presente, futuro, o sea, a la inmortalidad, porque en sí los libros y las ideas son las que se inmortalizan, por tal razón la editorial buscaría publicar obras que sirvan a la humanidad para reflexionar sobre su ser persona, sobre su acción en la vida diaria e inmortal.

Finalmente, porque los libros representan a los fragmentos del corazón y el alma, debido a su inmortalidad, se ha tomado la decisión de conservar un formato de libros artesanales, libros hechos en casa, de pequeñas cantidades de producción, de uno a uno, para que cada libro sea único en sí, casi a pedido del cliente, porque eso permite armonizar la producción con el medio ambiente.

Don Juan De Amiel